riñones, nefrología,
Preguntas Frecuentes
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CENEMAR trabaja con todas las obras sociales.
Cuando se presenta el caso de una obra social pequeña, de escasos afiliados o correspondiente a un gremio con actividad poco frecuente o inusual, se confecciona un presupuesto detallado de la prestación que se ofrece y se someta a la consideración del mismo.
Cualquier paciente puede atenderse en CENEMAR, en la medida de la capacidad instalada.
La documentación puede variar para diferentes obras sociales.
Aconsejamos comunicarse telefónicamente y consultar.
El personal administrativo y la secretaria esta disponible:
 
Lunes a Viernes: 09:00 a 18:30 hs.
En CENEMAR se trabaja con médico presente durante los horarios de diálisis.

Los horarios de consultorio externo son:
  • Martes y Jueves: 14:00 a 17:00 hs.
  • Miercolés: 09:00 a 12:00 hs.

Estos pueden variar contemplando casos excepcionales que no coincidan con los horarios fijos mencionados o ante eventualidades de los profesionales.
En CENEMAR funcionan 4 turnos de diálisis:

Lunes, Miércoles y Viernes (3 turnos):
  • 07:00 a 12:00 hs (mañana)
  • 13:00 a 18:00 hs (tarde)
  • 19:00 a 23:00 hs (noche).
Martes, Jueves y Sábado:
  • 07:00 a 12:00 hs (mañana)
  • 13:00 a 18:00 hs (tarde).

En períodos de vacaciones pueden habilitarse nuevos turnos de acuerdo a la demanda y la capacidad instalada. Para los turnos disponibles durante los períodos vacacionales deberá consultar.
La sub-especialidad de Nefrología no es habitualmente de demanda espontánea. Es decir, rara vez los pacientes concurren al consultorio del Nefrólogo por problemas puntuales. En general, a los pacientes los derivan sus médicos de atención primaria (clínicos, cardiólogos, etc).
Basta con tener el siguiente concepto: la Nefrología se ocupa de las dolencias que afectan la función normal de los riñones. Los Nefrólogos son clínicos especializados.

Existe una amplia superposición con otras especialidades clínicas ya que en alguna medida la mayoría de las afecciones en diferentes etapas pueden comprometer también la función renal.
Existen dolencias que se manifiestan primariamente comprometiendo la función renal a las que denominamos nefropatías primarias. Y otras, que comienzan afectando otros órganos y sistemas, y en forma secundaria dañan los riñones (el caso más típico y más frecuente es el de la Diabetes Mellitus).
  • Cuando noto cambios en el aspecto de la orina: orinas escasas, oscuras, rojas, con espuma, turbias, con mal olor, etc.
  • Noto cambios en la frecuencia miccional: me levanto muchas veces a orinar, orino más de noche que de día, poca cantidad pero muy seguido, con ardor o dolor, etc.
  • Noto hinchazón en los tobillos al final del día que desaparece por la mañana, hinchazón de los párpados inferiores al levantarme y/o abotagamiento facial, me despierto súbitamente al poco tiempo de haberme dormido con agitación y debo sentarme o levantarme de la cama, duermo con muchas almohadas o sentado, me agito a mínimos esfuerzos.
  • Me han tomado la presión y está elevada cuando siempre la tenía normal.
  • Tengo familiares sanguíneos directos que han padecido o padecen una enfermedad renal o recibieron diálisis o trasplante.
Hay que distinguir entre procesos agudos (que aparecen súbitamente y están relacionados con agentes infecciosos o medioambientales, drogas, procedimientos instrumentales, intoxicaciones, accidentes, etc.) que mejoran o resuelven corrigiendo la causa que les dió origen, y los procesos crónicos los cuales generalmente se van instalando lentamente a lo largo de mucho tiempo y que dependiendo del tiempo transcurrido y el daño ya provocado podrán eventualmente curar o mejorar enlenteciendo su evolución.
En todos los casos es menester ponerse bajo cuidado facultativo y cumplir con las indicaciones.
Cuando tratamos procesos agudos, habitualmente autolimitados, una vez resueltos puede esperarse la recuperación funcional total en cuyo caso el paciente no requerirá continuar un tratamiento o parcial y dependiendo de la secuela será el tratamiento residual.

En el caso de las dolencias crónicas con afectación renal, es usual que los pacientes deban permanecer tratados ya sea con algún tipo de dieta y/o
medicación.
Tan solo uno de los 2 riñones puede afectarse cuando se trata de malformaciones congénitas (se compromete el desarrollo de uno de los dos en la vida fetal), por un accidente (traumatismo, rotura, etc), tumor benigno o maligno, infección u absceso localizado, obstrucción mecánica causada por un cálculo o tumor del sistema excretor, error quirúrgico (ligadura accidental de un uréter, etc.).
No tratándose de estos casos excepcionales arriba mencionados, cuando se trata de afecciones sistémicas siempre se comprometen ambos riñones por igual.
La ley Argentina es explícita al respecto:

ARTICULO 15º - Sólo estará permitida la ablación de órganos o tejidos en vida con fines de trasplante sobre una persona capaz mayor de dieciocho (18) años, quien podrá autorizarla únicamente en caso de que el receptor sea su pariente consanguíneo o por adopción hasta el cuarto grado, o su cónyuge, o una persona que, sin ser su cónyuge, conviva con el donante en relación de tipo conyugal no menos antigua de tres (3) años, en forma inmediata, continua e ininterrumpida.
Este lapso se reducirá a dos (2) años si de dicha relación hubieren nacido hijos.
Como concepto muy general el sentido común dictaría que cuando en un paciente con insuficiencia renal pre-diálisis sus 2 riñones depuran menos que lo que recibe de depuración un paciente en diálisis. Claro que este tema de cantidades (cálculos que realiza el nefrólogo de rutina en su consultorio) no guarda relación matemática con los síntomas. Ello quiere decir que a veces por cálculo un paciente ya prácticamente no tiene función renal residual y sin embargo no presenta síntomas y viceversa.
La decisión se toma, pues, de balancear varios aspectos: clínicos, bioquímicos, nutricionales, estadísticos.

Más importante que cuando, es saber que:
  1. Postergar el comienzo a cualquier precio será a la larga perjudicial para el paciente.
  2. Cualquiera sea la modalidad de diálisis elegida (hemodiálisis o diálisis peritoneal) estar preparado correctamente (tener el acceso vascular o peritoneal preparado con anterioridad) le ahorrará al paciente sufrimiento y riesgo de complicaciones severas.
En la hemodiálisis crónica, un volumen grande (aproximadamente entre 300 y 500 ml) de sangre deberán pasar por el riñón artificial por minuto. Para ello deberá confeccionarse con antelación un acceso vascular que puede ser una fístula arteriovenosa con venas propias o con una prótesis vascular. Una vez cicatrizada la herida quirúrgica y madurado el acceso, se puede proceder a su uso.

En cada sesión de tratamiento, se punzará el acceso con 2 agujas unidas a una manguerita (agujas para fístula). Una (la de color rojo) será la aguja arterial o por donde la sangre cargada de toxinas saldrá del cuerpo hacia el riñón artificial; y la otra (de color azul) será por donde la sangre ya limpia retornará al cuerpo. Toda esta explicación pretende concluir en que los pinchazos son la única parte dolorosa del procedimiento. Existen pomadas anestésicas, pero los sucesivos pinchazos irán adormeciendo la piel con el tiempo.

Cuando en lugar de fístula se usa un catéter, no hay pinchazos. Otros dolores que ocasionalmente pueden ocurrir son calambres en los miembros inferiores. En el caso de la diálisis peritoneal, no hay pinchazos pero dolerá el abdomen si la misma se complicara con infección por mala técnica.
Los riñones al igual que el corazón, hígado, pulmones, cerebro, son órganos vitales, léase: sin ellos no se puede vivir.
En nuestro caso, los riñones son los únicos órganos vitales para los que existe un tratamiento de reemplazo accesible a todos, efectivo, ambulatorio, indoloro que ha pasado la prueba del tiempo (mas de 60 años de aplicación) y que le permite a los pacientes recuperar la calidad de vida que tenían antes de enfermar. Sin embargo, como nada iguala a la naturaleza, no es un método perfecto y es por ello que no se recomienda faltar a las sesiones ni interrumpirlo por períodos prolongados.
En algunos países avanzados del mundo esta creciendo en popularidad la hemodiálisis del hogar, donde los pacientes realizan su tratamiento en la comodidad de su hogar, durante períodos de 2-3 horas, todos los días. La intensión es copiar mejor a la naturaleza en la que nuestros riñones funcionan minuto a minuto todos los días de nuestra vida, y no como la hemodiálisis convencional que se hace tan solo 3 veces a la semana.

Para este fin se han construido prototipos de máquinas de diálisis pequeños y amigables, fáciles de utilizar por los pacientes o sus familiares, y accesos vasculares también fáciles de conectar. Esto se encuentra aún en una fase de desarrollo. En nuestro país, la única terapia del hogar es la diálisis peritoneal.
Sí, con un donante vivo relacionado.
Esta modalidad esta incentivada en el caso de niños de corta edad, que aún no han crecido ni desarrollado, y que poseen un donante vivo. Ello permitirá que no ocurra retraso en el crecimiento y desarrollo del mismo. Sin embargo no es muy recomendado en el adulto, salvo que se trate de un riñón proveniente de un hermano gemelo histo-idéntico.

Para ser receptor de un donante cadavérico el paciente debe estar en la lista de espera del INCUCAI. Para ello, previamente debe haber comenzado su tratamiento de diálisis crónica y haber completado los estudios pretrasplante específicos.
La diálisis no es una enfermedad sino un tratamiento.
A la diálisis se llega por la afección de ambos riñones que eventualmente conducen al fracaso funcional total. Muchas son las causas que producen este daño renal. Entre la multiplicidad de causas, hay algunas afecciones hereditarias.

Siempre que se sospecha alguna causa hereditaria se investigará en lo posible a los miembros de la familia para confirmarla y detectar otros casos en los que se pueda actuar antes del fallo terminal.
No lo es. Algunas enfermedades infecto-contagiosas pueden ocasionar un daño renal que eventualmente devenga en fallo renal.
Sí. Obviamente existen enfermedades que son patrimonio casi exclusivo de los niños, y otras que lo son de los adultos. Asimismo, existe superposición y muchas veces enfermedades contraídas en la infancia llevan al fracaso renal en la edad adulta.
En la gran mayoría de los pacientes, la diálisis es muy bien tolerada, y en especial si se respetan y cumplen las indicaciones médicas referentes a ingesta de alimentos, líquidos y medicamentos. Sin embargo, la tolerancia al tratamiento depende en gran medida de las causas que hubieran originado el fracaso renal, en tanto puedan o no comprometer otros órganos y sistemas.

Con el advenimiento de las nuevas tecnologías, cada vez más la diálisis se torna una rutina llevadera en la que el paciente invierte cierta cantidad de su tiempo (12 horas) semanales repartidas en 3 sesiones de 4 horas) y algunas restricciones en la dieta (no muy diferentes a las que ya venía cumpliendo antes de la diálisis) y recibe a cambio una calidad de vida normal.
Como mencionáramos en otro ítem, la diálisis es un procedimiento valioso en cuanto reemplaza exitosamente la función vital perdida, pero está lejos de ser perfecto. En esa medida, el paciente deberá colaborar con la terapia adhiriendo a algunos aspectos de la dieta.

Generalmente la dieta de que se trata, no diferirá de la que seguramente el paciente cumplía antes de comenzado el tratamiento, aunque un poco más permisiva. Toda sala de diálisis cuenta entre su personal profesional con una licenciada en nutrición que asesora a los pacientes a ordenar su dieta convenientemente.
Si bien al comienzo del tratamiento, aunque dependiendo de las causas que originaron la enfermedad renal, los pacientes preservan la diuresis (o sea que todavía orinan), con el paso del tiempo, más rápido con la hemodiálisis y más lento con la diálisis peritoneal, esta diuresis va mermando, hasta prácticamente desaparecer (no orinar más). Dependiendo de cuál sea el volumen de orina emitido por día, será la acumulación de líquido en el cuerpo entre una diálisis y la otra. Cuando la cantidad de orina producida se torna insignificante (menor de medio litro entre diálisis), todo lo que la persona beba (agua, sopa, infusiones, refrescos, alcohol, frutas, etc) se acumulará, y deberá ser extraído durante la sesión de diálisis.

Obviamente, cuanto más peso se acumule y haya que perder durante el tratamiento, más riesgo de sobrecarga cardíaca, de alta presión arterial y de sufrir bajadas de presión o calambres durante la sesión. Por todo lo dicho, conviene adoptar una conducta conservadora, comer sin sal, que resultará en menor sed, mejor control de la presión, y consecuentemente menor ingesta de líquido que a su vez hará más tolerable y llevadera la hemodiálisis.
La insuficiencia renal, entre una de sus consecuencias más frecuentes produce anemia, complicación que más afecta la calidad de vida de los que la padecen. Hoy en día contamos con medicamentos que corrigen esta afección sin necesidad de recurrir a transfusiones sanguíneas, y resolviendo la causa más común de cansancio y debilidad de los pacientes.

Los avances en materia de calidad de tratamiento han conseguido que los pacientes estén en condiciones de retomar sus tareas habituales ni bien terminan la sesión. Sin embargo, el comentario clásico del paciente en diálisis es que al cabo de la sesión se siente cansado y necesita recostarse un breve período para reponerse: lo que en inglés se denomina “washout” y la traducción sería “fregado”.
Fuera del tiempo que demanda la aplicación del tratamiento, o sea de las 3 sesiones semanales de 4 hs cada una, más el tiempo que insumen los traslados, el resto del tiempo puede invertirse a la actividad habitual. Muchos pacientes cursan sus estudios y encuentran durante la sesión de diálisis un buen momento para estudiar, navegar por Internet, etc.
Absolutamente. Con la diálisis se puede manejar automóvil, bicicleta, moto, y usar cualquier medio público de transporte.
En aquellos individuos en quienes la presión arterial se comporta muy inestable durante el tratamiento, o consumen algún medicamento ansiolítico o hipnótico, recomendamos no manejar vehículos al final de la sesión.
Es altamente recomendable mantenerse activo. Dependiendo la edad del paciente y la enfermedad de base, y si esta ha provocado algún  compromiso cardíaco o de otro tipo es que se diseñará el tipo de actividad más aconsejable y la mejor manera de controlarla.
SI SU DUDA NO FUE RESUELTA, PUEDE ENVIARNOS SU CONSULTA, ACIENDO CLIC EN EL SIGUIENTE BOTÓN.